ave, avant, a la m***da, qué más da
alguien debe saber lo poco que me gusta el AVE, ahora redenominado AVANT, y por eso, cuando no tengo más remedio que viajar en él, debe encenderse un pilotito en la pantalla del señor Adif y se frota las manos para hacerme pagar por mi pecado de coger el tren.
la primera vez que monté en el engendro decidí aprovechar la tecnología y sacar el billete vía internés. lo que nadie me había dicho era que llegar a Atocha y recoger el billete era sopa de ganso. total, que me quedé en tierra y llegar a Toledo me supuso dos horas y un veinte por ciento del billete más.
hoy he vuelto a incurrir en falta. esta vez me he vuelto mono buscando aparcamiento. lo iba a dejar cerca de la gasolinera junto al puente, ya repleta de coches y sin prohibición visible. el gasolinero, no sin razón, aunque bastante aleatoriamente, me ha impedido aparcar, y ya el último recurso, por la urgencia, son seis euros de aparcamiento. cuando he llegado al tren con mi billete impreso, no figuraba el localizador, y, por tanto, el acceso definitivo al tren. amablemente, y por ser una situación no única, me han franqueado el paso, pero me han indicado que solventase la vuelta en el servicio de atención al cliente en Atocha para evitar problemas. la agradable azafata me dice que suerte he tenido que me han dejado subir... ¿dejado subir? ¿no he pagado yo casi catorce euros (por ser ida y vuelta en el día, hay un 20% de descuento) por viajar? eso si, en veinticinco minutos a una velocidad rapidisisisima, que si te sales a hablar por el móvil a la plataforma inevitablemente acabas en el servicio con náuseas que te extraen del estómago la primera papilla. finalmente, otra azafata me lo ha resuelto sin apreciaciones personales, mejor dicho, sin dirigirme la palabra.
afortunadamente, y como me sabía ya de la otra vez, llegué de vuelta a Atocha con tiempo de sobra sobre la vuelta pactada y no tuve que esperar apenas para cambiar el billete por uno anterior, pero ofrezco un manual de estilo para todos aquellos que viajen por primera vez en el AVE. será que no soy la pantoja...
la primera vez que monté en el engendro decidí aprovechar la tecnología y sacar el billete vía internés. lo que nadie me había dicho era que llegar a Atocha y recoger el billete era sopa de ganso. total, que me quedé en tierra y llegar a Toledo me supuso dos horas y un veinte por ciento del billete más.
hoy he vuelto a incurrir en falta. esta vez me he vuelto mono buscando aparcamiento. lo iba a dejar cerca de la gasolinera junto al puente, ya repleta de coches y sin prohibición visible. el gasolinero, no sin razón, aunque bastante aleatoriamente, me ha impedido aparcar, y ya el último recurso, por la urgencia, son seis euros de aparcamiento. cuando he llegado al tren con mi billete impreso, no figuraba el localizador, y, por tanto, el acceso definitivo al tren. amablemente, y por ser una situación no única, me han franqueado el paso, pero me han indicado que solventase la vuelta en el servicio de atención al cliente en Atocha para evitar problemas. la agradable azafata me dice que suerte he tenido que me han dejado subir... ¿dejado subir? ¿no he pagado yo casi catorce euros (por ser ida y vuelta en el día, hay un 20% de descuento) por viajar? eso si, en veinticinco minutos a una velocidad rapidisisisima, que si te sales a hablar por el móvil a la plataforma inevitablemente acabas en el servicio con náuseas que te extraen del estómago la primera papilla. finalmente, otra azafata me lo ha resuelto sin apreciaciones personales, mejor dicho, sin dirigirme la palabra.
afortunadamente, y como me sabía ya de la otra vez, llegué de vuelta a Atocha con tiempo de sobra sobre la vuelta pactada y no tuve que esperar apenas para cambiar el billete por uno anterior, pero ofrezco un manual de estilo para todos aquellos que viajen por primera vez en el AVE. será que no soy la pantoja...
de la pluma de alfonso vi a las 19:55
1 Opiniones:
¿Pero aquestas novísimas tecnologías no habían de suplir la tardanza en gestionar los billetes de más cómoda forma y manera?
Parésceme que en habiendo o no tecnología tan puntera o más que lanza de Don Quixote el remiendo y entuerto es marca de muchos.
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