29 noviembre 2006

Ô de cochón

lleva unos días el jardincillo que alegra la plaza del ayuntamiento pelado de flores que coloreen el gris de la piedra. no entiendo yo esa moda de la flor de temporada que obliga a cambiar las plantas cada tres por dos (salvo que alguno tenga un primo dueño de una floristería)
esta semana la plaza se ha llenado con una carpa en la que voluntarios muestran su disposición (voluntaria por supuesto) a cubrir aquellos flecos que la administración abandona, y que suelen ser los más necesarios.
y para inaugurar tal evento, oh sorpresa, venía el principe de las galletas seguido de su corte.
y ese mismo día, un olor profundo a purín revenido inundó la plaza...
no, no se me enfaden los peñafielistas ni los ansonianos, era que los operarios del ayuntamiento abonaron y comenzaron a replantar el jardín yermo.
... mientras, yo creí, mientras aspiraba el aroma, oir las campanas de la catedral tañiendo sincronizadamente y de sus notas salía el himno de riego...